La naturaleza nos recuerda que en esta estación tenemos que desprendernos de lo que está seco, de lo que está viejo, de lo que nos estorba, por eso este domingo que arranque el otoño.
Quiero reflexionar sobre esas hojas que como seres humanos tenemos que dejar caer, al igual que los árboles, los seres humanos necesitamos desprendernos de algunas hojas para poder reverdecer.
Pienso en las hojas de la apatía que se aferran a nosotros y nos alejan de cumplir lo que nos propusimos al arranque del año.
Pienso también en las hojas del desánimo que pretenden apoderarse de nuestra voluntad para no atrevernos a cambiar lo que ya sabemos que está mal.
El otoño es la oportunidad para deshacernos de esas hojas que nos hacen daño: hojas de pereza, hojas de tristeza.
Seamos como esos árboles que saben sacudirse las hojas viejas para poder florecer.
Aprendamos de los árboles a dar frutos y, sobre todo, a regalar un poco de sombra a quien lo necesita.
